El proceso de docencia y aprendizaje es una de las actividades fundamentales de la universidad, junto con la investigación de la que se retroalimenta. Por ello aspiramos a conseguir un aprendizaje orientado al desarrollo personal y profesional conectado con nuestra capacidad de generación de conocimiento y que dé respuesta a las demandas de la sociedad.
Nos comprometemos a avanzar hacia un modelo de aprendizaje activo y flexible basado en metodologías docentes innovadoras, mejorando las condiciones de enseñanza y aprendizaje para el estudiantado como por ejemplo incentivando que el profesorado senior se responsabilice de la docencia de las asignaturas de los primeros cursos de grado, creando espacios de aprendizaje activo, garantizar el acceso del estudiantado a equipos electrónicos o fomentando el uso de software virtualizado. Asimismo, es fundamental crear un entorno favorable para la mejora de la calidad docente, impulsar metodologías docentes innovadoras y fomentar la experimentación docente que permita alcanzar una docencia práctica innovadora.
Se abre así un camino ilusionante en los próximos años, a la vez que un reto: enseñanza basada en proyectos y problemas, aprendizaje-servicio, aprendizaje cooperativo, codocencia, gamificación, aprendizaje dual, cursos basados en competencias, docencia híbrida, programas residenciales, uso del metaverso y de la inteligencia artificial (IA), uso de portafolios o de microcredenciales y credenciales “apilables”. La UGR debe asumir el reto de ser una universidad líder en este camino a nivel nacional e internacional.
Al mismo tiempo, y aprovechando el futuro decreto de ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía, debemos avanzar hacia la oferta de un mapa de titulaciones flexible, que aborde los requerimientos de la sociedad y del entorno socioeconómico, con un proyecto integral de desarrollo de competencias transversales orientadas a mejorar el grado de empleabilidad de nuestras egresadas y nuestros egresados. Debemos trabajar en la reorganización de nuestra oferta de titulaciones de grado, reforzar nuestra oferta de másteres conectándolos mejor con sectores estratégicos y explotar nuestra capacidad de virtualización. Promoveremos acciones que aumenten el valor añadido de nuestros programas de doctorado, fomentando su internacionalización y estableciendo lazos con el sector industrial. Ante la disyuntiva entre una formación especializada y una generalista, nuestra propuesta está en la versatilidad del perfil formativo para que nuestros graduados/as y posgraduados/as puedan adaptarse en las mejores circunstancias a un mercado laboral cambiante que requiere de nuevos retos formativos multidisciplinares.
Además, apostaremos por la formación a lo largo de la vida, de ahí que nuestra oferta de enseñanzas propias deba estar cohesionada y coordinada. Tenemos ante nosotros una gran oportunidad de desarrollo en este ámbito: la virtualización, el sistema de microcredenciales o las sinergias con el entorno socioeconómico y con la red Alumni son vértices de la estrategia que debemos desarrollar.
Finalmente, debemos dar pasos firmes hacia la mejora del modelo de gestión del posgrado. Redefiniremos la misión y estructura de la EIP, llevando la gestión de los másteres a los centros académicos y a otras estructuras específicas, a la vez que reduciremos la carga burocrática asumida por las coordinaciones de títulos de máster universitario, manteniendo y mejorando el grado de especialización del personal encargado de estas tareas. En el ámbito de la gestión del doctorado, apostaremos por una conexión directa con la gestión de la investigación y por su simplificación administrativa.